LA GRAN MENTIRA.
Recientemente, el economista Gonzalo Bernardos ha afirmado que un pensionista "se merece cobrar 12 años por lo que paga, y, sin embargo, cobra durante 21,7 años". Parece un dato demoledor, ¿verdad? Pero veamos si es tan simple como parece.
Este tipo de afirmaciones pueden parecer contundentes, pero no cuentan toda la historia. Y tratándose de un tema tan sensible como las pensiones, merece explicarse mejor, incluso de lo que puedo hacer yo con mi ignorancia a superar:
1. El sistema no funciona como una hucha personal.
En España, las pensiones no salen de lo que tú ahorras, sino que es un sistema de reparto:
los trabajadores actuales pagan las pensiones de los jubilados actuales. Cuando tú te jubiles, serán los trabajadores del futuro los que paguen la tuya. Por tanto, no cotizas para ti, sino para otros. Y otros lo harán por ti.
2. Cotizamos mucho más de lo que parece.
A lo largo de una vida laboral, entre empresa y trabajador, se cotiza casi un 30% del salario bruto. Ejemplo sencillo: si ganas 2.000 al mes durante 40 años, puedes haber generado más de 300.000 en cotizaciones. ¿Cuánto necesitas para cobrar una pensión de 1.200/mes durante 21 años? Aproximadamente 300.000. Es cuenta, no cuento.
Es decir, los números no son tan desproporcionados como sugiere esa frase.
3. No todos llegan a cobrar pensión.
Mucha gente fallece antes de jubilarse, o solo cotiza parte de su vida laboral. Y hay pensiones muy bajas. Esos casos también equilibran el sistema. Además, los pensionistas pagan impuestos, consumen, generan actividad... No son una carga muerta para el sistema. Este último dato requiere mucha imaginación, incluso para un economista que presume tanto como el Sr. Bernardos.
4. Las cotizaciones no se invierten... pero el país crece.
En otros países, los sistemas privados invierten el dinero y generan rentabilidad. En España no es así, pero el sistema se apoya en el crecimiento económico y en las nuevas generaciones. Y no olvidemos: esas cotizaciones no solo sirven para cobrar pensión.
Hemos pagado impuestos por generarlas y seguiremos pagando dobles impuestos por lo que ya pagamos y gastamos. El beneficio no es solo al final, sino también en todo lo que se ha construido y mantenido con ellas a lo largo de décadas.
Conclusión de este osado ignorante: la afirmación de Bernardos es demasiado simplista.
Aunque se base en un dato real (la media de años que se cobra pensión), no explica cómo funciona realmente el sistema. No es una cuenta individual, sino un sistema de solidaridad.
Las cotizaciones son muy altas y sostienen a millones. No todo el mundo cobra pensión o llega a cobrarla incluso habiendo cotizado años, y eso también se compensa.
El sistema tiene problemas, sí, pero no por ese número aislado, Sr. Bernardos.
Hablar de pensiones requiere responsabilidad y contexto, no titulares que asusten o confundan. Vivimos rodeados de mentiras y miedos: no vamos como motos, vamos tirando gracias a miles de empresarios, autónomos, trabajadores y pensionistas que, a pesar de nuestros políticos, hacen que un país sobreviva a políticas nefastas como las que vemos a diario.
Recalcar: los pensionistas no son una carga muerta. Los jubilados consumen, pagan impuestos, ayudan a familiares, cuidan nietos, alquilan viviendas, contratan servicios... y muchos siguen pagando IRPF por su pensión o impuestos sobre lo pagado. Además, han contribuido toda su vida al crecimiento del país no solo con cotizaciones, sino con impuestos directos e indirectos, esfuerzo y productividad.
Mi osadía me cuesta tiempo y estrujar mi mente más de lo conveniente por falta de preparación, cada día da para menos. Profesionales como el Sr. Bernardos merecerían contestación inmediata de quien sí podría hacer análisis serios a problemas complejos como este. Resumirlo todo a una cuenta de la lechera es ofensivo hasta para mí.
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