domingo, 28 de abril de 2013

ELPAPA FRANCISCO CONFIRMA A 44 JÓVENES EN UN ACTO MULTITUDINARIO

Dio un beso a cada uno y les invitó a «ir contracorriente»
 
Libania María, una mujer de Cabo Verde de 55 años, se llevó una gran sorpresa cuando, después de impartirle la confirmación, el Papa Francisco la despidió con un beso. Así hizo a continuación con cada uno de los 44 muchachos y muchachas a quienes impartió el sacramento en una plaza de San Pedro abarrotada por la presencia de setenta mil jóvenes de todo el mundo –que la reciben en este Año de la Fe- y unos cincuenta mil romanos que se sumaron a la fiesta.
Igual que el domingo anterior, cuando impartió el sacramento del orden sacerdotal, el Papa celebró la misa totalmente en italiano en lugar del latín, reservado para algunos cantos del Coro de la Capilla Sixtina.
Huang Guozhi Pablo, el segundo de más edad, es un refugiado chino que lleva algunos años viviendo en Italia. El resto de los muchachos tenían, en su mayoría, entre los 12 y los 21 años, aunque había algunos de 11años, procedentes de países católicos. La última en recibir el sacramento fue Malia Petulisa Malani, de 18 años que vino desde la isla de Tonga en el otro extremo del mundo.
Santiago Restrepo, de 16 años, fue el primero de los españoles y naturalmente respondió al Papa «¡Y con tu espíritu!», igual que Lourdes Gete.
Al final del acto, Santiago y una muchacha italiana dieron las gracias al Papa en nombre de todos. Santiago dijo que estaban «muy orgullosos de representar a nuestros países de todos los continentes». En un tono más personal, añadió que los preparativos en estos últimos meses habían sido muy serios, «como el día de mi confesión hace algunas semanas» o el modo de vivir la Semana Santa. A partir de ahora, prometió, «vamos a decir al mundo que queremos ser cristianos».
Los 44 afortunados y afortunadas fueron escogidos por sus respectivos obispos dentro de un cupo de dos por nacionalidad. Representaban todas las razas y situaciones, incluido un discapacitado. Algunos venían de países ricos, otros de países en guerra… El chico y la chica de Nigeria vestían como de primera comunión. Uno de los dos norteamericanos era hispano.
En la plaza de San Pedro se veía la Iglesia del futuro, disfrutando de la alegría de estar con el Papa en una mañana soleada y en un ambiente que parecía una mini Jornada Mundial de la Juventud.
En su breve homilía, Francisco les invitó a dejar que el Espíritu Santo les cambie el alma, multiplicando los frutos de bondad «de modo que cada uno podáis decir al final del día: hoy en la escuela, en casa, en el trabajo, he tenido un gesto de amor con un compañero, con mis padre o con un anciano».
Les animó a no tener miedo a las dificultades, «que forman parte de la vida», ni a dejarse hundir por los propios pecados, puesto que los perdona Dios.
Pero, sobre todo, les exhortó a «tener el valor de ir contracorriente. ¡Esto agranda el corazón, pero requiere valor! Id siempre hacia las cosas grandes. ¡Jugaos la vida por los grandes ideales!».
Al final de la misa se fue a charlar un rato y bromear con los 44 afortunados, que casi no se lo creían. Habló con cada uno y todos se lo pasaron en grande.

sábado, 13 de abril de 2013

EL PAPA FRANCISCO Iº INICIA SU REVOLUCIÓN

El papa Francisco inicia su revolución

Al mes de llegar a Roma, el pontífice anuncia la creación de un consejo de ocho cardenales de los cinco continentes para que le ayuden a reformar la Curia

La iniciativa surge tras las sugerencias realizadas durante las Congregaciones generales precedentes al cónclave en que fue elegido Jorge Bergoglio.

El día que Jorge Mario Bergoglio cumplía un mes como papa Francisco, el día que tocaba hacer resumen sobre sus gestos, sus zapatos negros gastados, su sencilla cruz de plata, su negativa a ocupar el lujoso apartamento pontificio o esa manera tan suya de decir que Jesús nació y murió pobre y que no es un ogro con pasajes al infierno sino un amigo siempre dispuesto a echar un cable, justo ese día el obispo de Roma pasó de las palabras a los hechos. El papa Francisco anunció la creación de un consejo formado por ocho cardenales de los cinco continentes para que le ayude a reformar la curia vaticana tras los escándalos que amargaron los últimos años del pontificado de Benedicto XVI.
El pontificado del primer papa latinoamericano empezó un 13 de marzo, pero el inicio de su revolución hacia “una Iglesia pobre y de los pobres” tendrá fecha de 13 de abril. Solo con leer los nombres que integran el consejo se puede sospechar lo que está tramando el Papa. Para empezar, en la lista está el arzobispo de Boston, el capuchino Sean Patrick O'Malley, uno de los cardenales más comprometidos en la lucha contra la pederastia en el seno de la Iglesia. Para continuar, solo hay un italiano, y no lo está por italiano —la representación europea la ostenta el arzobispo de Munich, Reinhard Marx—, sino porque Giuseppe Bertello es el presidente del Governatorato de la Ciudad del Vaticano y representará a la curia. Bertello fue además nuncio de la Santa Sede en México, donde marcó distancias con el corrupto Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, y su nombre suena como próximo secretario de Estado en sustitución de Tarcisio Bertone.
Además del estadounidense O'Malley, del alemán Marx y del italiano Bertello, los otros cinco cardenales tienen en común con el argentino Bergoglio que también ellos vienen del fin del mundo: el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, cardenal emérito de Santiago de Chile, el arzobispo de Bombay, Oswald Gracias, el arzobispo de Kinshasa, Laurent Monsengwo Pasinya, el arzobispo de Sydney, George Pell, y el de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodríguez, que asumirá la función de coordinador. El consejo, según una nota difundida por el Vaticano, nace para ayudar al Papa “en el gobierno de la Iglesia universal y estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor bonus”, promulgada por Juan Pablo II en 1988 y que regula la composición y competencias de los dicasterios y demás organismos del Vaticano.
Jorge Mario Bergoglio advirtió que la Iglesia debía huir de su "narcisismo ideológico" y "salir hacia las periferias"
No hay que olvidar que la reforma de la curia fue un tema recurrente de discusión durante las reuniones de los cardenales previas al Cónclave —las Congregaciones Generales—. Ya en aquellas reuniones llamaron la atención las palabras del entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien advirtió de que la Iglesia tenía que huir de su “narcisismo ideológico” y salir “hacia las periferias”. Aquellas palabras de Bergoglio causaron tanta impresión en el resto de los cardenales que el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, le pidió sus notas manuscritas, que hoy se pueden consultar en la web de Palabra Nueva, la revista de la diócesis habanera: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia, las del pensamiento, las de toda miseria (…). Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma”.
Aquellas palabras fueron pronunciadas en el Aula Pablo VI, el mismo sitio donde unos días después —ya vestido de blanco— el papa Francisco se conmovió al confiar a los miles de periodistas llegados de todo el mundo: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”. Desde entonces, apenas un mes, “el obispo de Roma” —así se suele definir, casi nunca se refiere a sí mismo como “el Papa”— no ha hecho más que enviar mensajes muy claros. En las postreras horas de su pontificado, a Benedicto XVI, que ya no podía ni con su cuerpo ni con el Vaticano, unos lumbreras lo pusieron artificialmente delante de un iPad e hicieron como que mandaba mensajes a través de Twitter para así llegar a los jóvenes…
Francisco ha preferido el viejo método de meter los mensajes en la botella de los gestos. Ha preferido predicar con el ejemplo. ¿Cómo iba a hablar de pobreza instalándose en un apartamento donde —según exclamó cuando lo visitó— podían vivir 300 personas? ¿Cómo iba a hablar de la sencillez de Jesús calzándose unos zapatos rojos confeccionados a medida del lujo vaticano? ¿Cómo predicar valentía desde el interior de un papamóvil blindado?
Nadie sabe hasta dónde llegará la revolución de abril de un Papa llamado Francisco, pero sí que los ocho cardenales elegidos para cambiar la Iglesia tienen cita en Roma el 1 de octubre. Después de escucharlos, Bergoglio decidirá en qué estancias del Vaticano se adora a Dios y en cuáles al becerro de oro.

viernes, 5 de abril de 2013

EL PAPA PIDE QUE LA IGLESIA ACTUE CON DECISIÓN CONTRA LA PEDERASTIA

El Papa pide a la Iglesia que “actúe con decisión” contra la pederastia

Fuentes oficiales aseguran que el Pontífice ha declarado que combatir los abusos sexuales es importante para “la Iglesia y su credibilidad” durante una reunión.

El papa Francisco quiere que la Iglesia católica "actúe con decisión" para erradicar los abusos sexuales a menores por parte de los sacerdotes y que asegure que los culpables sean juzgados, ha dicho el Vaticano el viernes. Fuentes oficiales aseguran que el Pontífice, en una reunión con el presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio de la Inquisición), el arzobispo Gerhard Muller, ha declarado que combatir los abusos sexuales es importante para “la Iglesia y su credibilidad”, informa Reuters. El nuevo Papa ha heredado una Iglesia plagada de problemas y de escándalos relacionados con el abuso de menores. Es la primera declaración que ha trascendido del papa Francisco sobre esta espinosa cuestión.

La orden del papa Francisco a su ‘ministro’ doctrinal remacha una anterior del emérito Benedicto XVI decidiendo “tolerancia cero”. Ocurrió después de llegar al pontificado, en la primavera de 2005, pero no siempre fue obedecido. "Sí, hay que decir que es una gran crisis. Ha sido estremecedor para todos nosotros. De pronto, tanta suciedad. Realmente ha sido como el cráter de un volcán, del que de pronto salió una nube de inmundicia que todo lo oscureció y ensució", dijo todavía hace tres años tras conocerse nuevos episodios de abusos sexuales a menores por parte de eclesiásticos en Irlanda y Australia.
Consciente de que la pederastica en la Iglesia romana ha sido el gran debate a lo largo del pontificado anterior, Francisco ha querido que sea el primer tema a tratar con el prefecto (ministro) encargado del tema, el arzobispo alemán Muller, uno de los últimos nombramientos del papa Ratzinger, que había desempeñado el mismo cargo durante una veintena de años.
En realidad, Ratzinger accedió al pontificado clamando contra la “suciedad” clerical, hasta entonces tapada por la Curia vaticana. "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados al Redentor! ¡Cuánta soberbia! La traición de los discípulos es el mayor dolor de Jesús. No nos queda más que gritarle: Kyrie, eleison. Señor, sálvanos", dijo al resto de los cardenales en vísperas del cónclave donde fue elegido papa.
Fue en la prensa norteamericana desde donde se lanzaron los primeros y los más gruesos pedriscos contra el Vaticano, en forma de noticias sobre sacerdotes e incluso obispos que llevaban años abusando sexualmente de niños y niñas confiados a su ministerio moral. Los datos eran aplastantes, con miles de nombres de culpables y víctimas, y también con testimonios sobre cómo los prelados habían maquinado meticulosas operaciones de silencio, con traslados de clérigos pederastas de una diócesis a otra para protegerlos, y con indemnizaciones a las víctimas a cambio de librar a los delincuentes de la justicia civil.
"Somos pastores, no policías", se disculpaban los jerarcas. "Si no podemos ser castos, al menos seamos cautos", aconsejaban a veces.
Otros prelados achacaban los escándalos a campañas de los enemigos de la Iglesia. Esta fue la tesis de Ratzinger durante una visita, en noviembre de 2002, a la Universidad Católica de Murcia para hablar sobre Jesucristo, camino, verdad y vida. Un periodista le preguntó si creía que "los escándalos desatados en Estados Unidos eran fruto de una campaña mediática". Esto fue lo que dijo entonces el futuro papa: "Personalmente estoy convencido de que la presencia mediática constante de los pecados de los sacerdotes católicos es una campaña planeada, puesto que el porcentaje de esos escándalos no es más alto que en otras categorías profesionales, e incluso es menor. La constante presencia de esas noticias no se corresponde con la objetividad de la información estadística de los hechos. Uno llega a la conclusión de que se trata de una campaña intencionada y manipulada con un deseo expreso de desacreditar a la Iglesia
Lo cierto es que cuando Ratzinger tomó la decisión de cambiar de rumbo —y de normas legales— para combatir la pederastia era ya demasiado tarde. La suciedad había saltado por la ventana, con grave daño para la fama y el prestigio de las jerarquías del catolicismo. Desde entonces hasta ahora, todos los años han sido annus horríbilis en el Vaticano, porque después llegaron en cascada las peores noticias de abusos y complicidades también en Irlanda, Alemania, Bélgica, Italia y España, entre otros países.
Al margen de excesos en algunos medios de comunicación amarillos, los documentos oficiales del Vaticano, una y otra vez reproducidos, dejaban claro que había habido en la Curia, durante décadas, una intención firme de ocultar los abusos sexuales de clérigos y hacer oídos sordos a las denuncias de las víctimas.
Ratzinger lo sabía, porque él mismo había firmado alguno de esos documentos. Ante cualquier denuncia hay que asegurar la reserva total, se decía en una instrucción papal de 1962. También era consciente de la "suciedad" y la "soberbia" con que se seguía actuando en algunas Iglesias nacionales y en despachos de la propia Curia.