SOMOS IDIOTAS TODOS.
La violencia en barrios como los de Torre Pacheco no puede seguir tratándose con eufemismos. No se trata de criminalizar a todos los inmigrantes, pero tampoco de seguir ignorando un problema que lleva años creciendo. La inmigración descontrolada, sin filtros ni políticas de integración reales, está generando inseguridad, tensión social y una fractura que ya han vivido países como Francia o el Reino Unido.
Mientras la extrema derecha aprovecha cualquier suceso para generalizar y sembrar odio, otros sectores caen en la negación, banalizando situaciones que los vecinos sufren a diario. Y la pregunta es clara: ¿por qué quienes llegan no eligen países de su misma cultura o religión? Porque allí no se les permite lo que aquí sí: entrar sin control, sin condiciones y sin compromiso de integración.
Europa necesita una política migratoria firme, no basada en eslóganes sino en hechos: exigir integración, respetar las leyes y proteger la convivencia. Ni racismo, ni ingenuidad. Lo que no se puede hacer es seguir abriendo puertas sin saber quién entra ni con qué intención.
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