ESPAÑA DESTRUIDA POR 7 VOTOS.

 Eso me pregunto cuando veo que a Puigdemont le amnistían por haber celebrado un

referéndum ilegal en Cataluña y a continuación declarar su independencia de España (aunque luego la declarase nula ante la gravedad de los hechos); se fuga a Europa, donde sigue escapado de la justicia española, y al cabo de casi ocho años no puede regresar por haber malgastado en el intento unos cuatro millones de euros del erario público.

Yo lo veo como algo fuera de toda razón. El robo o malgasto de dinero público está en España insuficientemente penado, pero ¿Cuánto vale Cataluña?, ¿o no es un robo que unos cuantos insensatos intenten quitarle a España una parte de su territorio saltándose leyes y Constitución?

Una Constitución demasiada benigna; en este caso pone unas normas que estas gentes se

saltaron ante la evidencia de no poder superarlas. No deciden solo los catalanes, somos los

españoles en su conjunto los llamados a opinar, y tendría que producirse un sí muy mayoritario.

El robo de Cataluña (pues de un robo se trata) o de cualquiera otra región no tiene punto de

comparación con el malgasto de cuatro millones de euros, cantidad importante para una familia, pero no tanto para una nación.

Nadie puede ponerle precio a Cataluña. No es solo lo que vale el territorio, sus infraestructuras, carreteras, vías, puertos, aeropuertos, fábricas, viviendas... y sus gentes, que al igual que el resto de españoles no tenemos nada que envidiar al resto del mundo.

¿Y la perdida moral y sentimental? La pérdida de las últimas colonias, Cuba, Filipinas y Puerto

Rico, dejó a España sumida en una crisis moral de la que tardó en recuperarse. Esto sería mucho más grave y abriría el camino a otras regiones. Ya vemos cómo los vascos, aunque no tan a las bravas, piden y consiguen al igual que los catalanes más autogobierno, e incluso la independencia, y enfrente tenemos un Gobierno extremadamente débil, formado por unos socialistas que por mantenerse en el poder son capaces de traspasar todas la líneas rojas que poco antes decían que no se podían cruzar por ser anticonstitucionales y contrarias a derecho y asociados con Sumar, un conglomerado de partidos de la izquierda más radical donde su presidenta no hace mucho aseguró que ella no se opondría a la pretensión de cualquier autonomía que reclamase la "independencia". Total, que lo de Yugoslavia sería un juego de aprendices. Es imposible enumerar una pequeña parte de los escándalos, mentiras y vejaciones, a los españoles nos tienen sometidos. Es para sentirse abochornado. Esperemos que el Estado, sus múltiples por Europa (aunque de eso tengo mis dudas), podamos llevar las aguas a su cauce y sobreponernos a toda sinrazón.

Digo que de Europa tengo mis dudas porque ante cosas que en España están pasando yo creo necesaria una opinión y actuación más clara y rotunda. No veo normal que Puigdemont, culpable de muy graves delitos contra el Estado español, como lo sería contra el de cualesquiera otro Estado democrático, lleve casi ocho años paseándose por Europa con su cínica sonrisa, dándose la gran vida, y todo a costa de un Estado al que él quisiera derribar.

Me siento profundamente europeo, español y asturiano. Pero quiero una Asturias integrada

en España y una España integrada en Europa, más unida formando una gran nación federal; que una federación es para unir Estados y no para desunirlos como quería hacerlo aquí el gran ilustre Zapatero, padre y maestro del aventajado alumno Pedro Sánchez Castejón.

En un mundo donde se buscan las grandes uniones, partir una nación como España, una de las más antiguas del mundo, es una descabellada idea de gentes insensatas con ansias de poder y de otras que no quieren ver el equivocado camino por el que los quiere llevar.

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