miércoles, 24 de julio de 2013

ESPERO QUE SEA EL PAPA DE LOS POBRES, SI LO DEJAN

Fray Francisco Belotti (dcha.) con el Padre Ángel, en el hospital que visitará el Papa en Brasil. | J. M. V.
El director del hospital carioca que visitará el Papa esta tarde es un franciscano de amplia sonrisa y corazón samaritano. Se llama Fray Francisco Belotti, presidente y fundador de la 'Asociación Lar San Francisco de Asís en la providencia de Dios', para la atención de drogodependientes. En visita a Río de Janeiro para la JMJ, el Padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz, quiso conocer a su alma gemela, que nos recibe en plena vorágine de los últimos toques para la acogida del Papa.
Los dos religiosos 'samaritanos' conectan de inmediato, a pesar de las dificultades idiomáticas. Los dos están acostumbrados a hablar más con los hechos que con las palabras. Después de contarse sus proyectos más queridos en torno a una taza de café, se intercambian las revistas de sus asociaciones y el Padre Ángel entrega la paloma de la paz de Mensajeros al Padre Francisco.
Tranquilo y nervioso a la vez, Fray Belotti explica a grandes rasgos los inicios de su obra la Fraternidad de San Francisco de Asís en la Providencia de Dios. "Comenzamos hace 27 años como una institución caritativa (Asociación Lar San Francisco de Asís en la Providencia de Dios). Hace 13 años nos convertimos en una Fraternidad de vida consagrada, integrada por hermanos, hermanas y legos. Actualmente, estamos presentes en Brasil y en Haití".
Una nueva rama del frondoso árbol franciscano con un carisma muy especifico que explica así Fray Francisco: "Queremos repetir el abrazo de San Francisco de Asís a los leprosos de hoy, acogiendo a los jóvenes consumidos por las drogas, a los enfermos, especialmente a los más crónicos, como enfermos mentales, enfermos de SIDA, deficientes físicos y, en general, a los desahuciados".
Una nueva obra franciscana para los últimos o, en palabras del fundador, "para los que viven en la calle, para los que no tienen nombre ni dirección y ni siquiera esperanza". Con una atención especial a los drogodependientes y, sobre todo, a los consumidores de crack. Brasil ocupa el primer puesto de las estadísticas mundiales de consumo de esta droga mortal, que ya afecta al 3% de la población brasileña. Una de las ciudades más afectadas por esta plaga es Río de Janeiro, con cerca de 6.000 enganchados a esta droga.
"El drogodependiente casi siempre termina sufriendo trastornos psiquiátricos y acaba excluyéndose o siendo excluido de la sociedad. Nuestra asociación nació precisamente para recuperar a esos dependientes químicos y reinsertarlos en sus familias y en la sociedad", explica el padre Belotti. Y añade: "El adicto tiene cuatro salidas: la cárcel, el psiquiátrico, el cementerio o el tratamiento. ¡Nosotros apostamos por la recuperación!".
Ante esta situación que "está dejando de ser una epidemia para convertirse en una pandemia", el fraile franciscano habla de las nuevas lepras modernas. Y en clave franciscana lo explica así: "En tiempos de Jesús, la lepra era símbolo de maldición y de pecado. San Francisco rompió ese estigma y abrió casas para cuidar a los leprosos. Ser franciscano hoy es querer abrazar a las lepras de este siglo: las drogas, el alcoholismo, la marginación, la exclusión, la deficiencia o los niños de la calle".

El abrazo de los tres Franciscos

Y de Francisco de Asís a Fray Francisco Belotti con la presencia especial del Papa Francisco. Esta tarde, se repetirá el abrazo, cuando el Papa visite el hospital que esta Fraternidad tiene en Río, e inaugure en él un Polo de Atención Integral a la Salud Mental, especializado en la atención a drogodependientes.
La Fraternidad, fundada por Fray Belotti en 1985, está dedicada a la acogida y cuidado de los más necesitados, mediante 60 proyectos de atención sanitaria y social. En estos 28 años, han atendido a más de 30.000 drogodependientes.
Además del centro que será inaugurado por el Papa, cuentan con otro Polo, cuatro ambulatorios para dependientes y nueve comunidades terapéuticas, donde los toxicómanos en recuperación continúan su proceso y reciben formación profesional de cara a su reinserción.

Siempre con puertas abiertas

Las puertas de este Hogar están abiertas incluso si se fracasa: "Muchas veces", explica el fundador, "el dependiente no consigue alcanzar los resultados deseados en el primer ingreso. Podrá volver hasta que llegue ese momento que llamamos la 'hora de la gracia', cuando está preparado para enfrentarse nuevamente a la convivencia social".
Por eso Fray Belotti considera la visita del Papa Francisco, "en medio de tantas obras existentes en Brasil, como una señal de que Dios está bendiciendo y confirmando nuestro nuevo proyecto de vida".
Y es que, a su juicio, "el Papa no sólo va a inaugurar un edificio de piedras, sino que va a llenar de esperanza el corazón de los desesperados". Por eso, una de las cosas que Fray Belotti dirá al Papa es que "nos lleve en su corazón y nos ayude a construir una Iglesia cada vez más sierva, más hermana y más samaritana".
Y, por supuesto, le dirá 'obrigado'. "Le daré las gracias por este día que quedará grabado en nuestras vidas para siempre, por habernos devuelto la certidumbre de que la Iglesia estará muy cerca de la gente que más la necesita, y por haber venido hasta esta periferia de Río a bendecirnos".

Rodeado de favelas

Ubicado a los pies de los morros de Borel, Casa Branca y Formiga, en el barrio de Tijuca, rodeado de favelas, el centro de rehabilitación forma parte del complejo hospitalario San Francisco. El centro que pertenecía a la Orden Terciaria franciscana, estuvo a punto de quebrar y el arzobispo de Rio, Orani Tempesta, se lo entregó a Fray Belotti en 2011. Y el franciscano, en menos de dos años, lo ha convertido en un hospital moderno, saneado económicamente, eficaz y de referencia para los más pobres de la ciudad. Con ayudas económicas de la Conferencia episcopal italiana y del propio Vaticano.
Dentro de unas horas, varios jóvenes adictos en recuperación recibirán al Papa Francisco en el patio del hospital y le enseñarán, orgullosos, su centro, en el que hoy trabajan unos 100 profesionales, entre psiquiatras, asistentes sociales, médicos, enfermeras y educadores. Y Francisco volverá a ver a los "nuevos leprosos-adictos al crack" que, gracias al abrazo del padre Belotti, consiguen curarse.
"Este proyecto es importante para Brasil, para las familias, para la juventud que vive en cementerios a cielo abierto esperando la hora de morir, porque cada vez que un joven se droga se está matando poco a poco. Con la bendición del Papa Francisco seguiremos rompiendo esa espiral de muerte, para darles esperanza", concluye Frei Francisco Belotti.

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